Lectura del profeta Isaías. 53,10-11.
El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento. Cuando entregue su vida como expiación, verá su descendencia, prolongará sus años; lo que el Señor quiere prosperará por sus manos. A causa de los trabajos de su alma, verá y se hartará; con lo aprendido, mi Siervo justificará a muchos, cargando con los crímenes de ellos.
Salmo. 32. R./ Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
Aclamad, justos, al Señor,
que la palabra del Señor es sincera
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R./
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R./
Nosotros aguardamos al Señor;
él es nuestro auxilio y nuestro escudo.
Que tu misericordia Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R./
Lectura de la carta a los hebreos. 4,14-16.
Hermanos: Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un Sumo Sacerdote grande que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios. No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado.
Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente.
Lectura del santo Evangelio según San Marcos. 10,35 45.
En aquel tiempo se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: -Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.
Les preguntó: -¿Qué queréis que haga por vosotros?
Contestaron: -Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.
Jesús replicó: -No sabéis lo que pedís; ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?
Contestaron: -Lo somos.
Jesús les dijo: -El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado.
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, reuniéndolos, les dijo: -Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso; el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.
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Las lecturas de este domingo hablan de entrega y de servicio. Isaías nos acerca a la figura del Siervo sufriente que los primeros cristianos aplicaron a Jesús. Él es el que sirve, el que da la vida por todos. Por eso como dice hebreos podemos acercarnos hasta él para alcanzar misericordia.
Seguir a Jesús en su camino hacia la cruz no es fácil, Pero el Maestro sigue acompañándonos e instruyéndonos, también hoy, para que podamos hacer nuestras las actitudes del discípulo.
COMPRENDER EL TEXTO:
Camino de Jerusalén, Jesús explica las exigencias del seguimiento, en la instrucción habla con claridad sobre el camino doloroso que debe recorrer el Mesías. Con todo, sus discípulos entienden de modo erróneo la misión del Maestro y continúan con sus ambiciones personales.
Los tres anuncios de la pasión muestran claramente que el camino de Jesús hacia Jerusalén tiene como destino la muerte. En todos ellos se habla de que Jesús será rechazado, de su muerte y resurrección. A pesar de todo, los discípulos no entienden.
En el 3º anuncio de la pasión (que precede a este texto) Jesús se presenta como alguien que ha renunciado a usar el poder (Mc 10,33-34). Inmediatamente se encuentra el pasaje de los hijos del Zebedeo con su petición.
Contrastando con la indefensión del Maestro, los hijos del Zebedeo piden poder. Sus pretensiones demuestran una compresión errónea del Mesianismo de Jesús, porque lo relación con méritos, recompensas y, dominio de los más fuertes. Jesús responde dirigiéndose a los Zebedeos y a los Doce. A Santiago y a Juan les habla de sufrimiento, de sangre y muerte con la imagen del beber el cáliz. El resto se indigna contra los hermanos por sus pretensiones.
El grupo de los 12 se resquebraja. A todos les mueve la misma ambición: desean figurar, ser reconocidos, alabados. Dinámica frecuente en todos los grupos humanos. Desde el principio todas las comunidades cristianas tuvieron que hacer frente a este problema que se aleja de las enseñanzas de Jesús. Frente al trono de poder que ellos ansían, les ofrece el lugar del discípulo.
El Maestro contrapone el poder humano, que es dominación, al poder de la comunidad cristiana, que es servicio y se presenta a sí mismo como modelo de autoridad desde el servicio y la entrega sin límites. Esta instrucción no es nueva, ya trató de invertir la escala de valores de los 12 poniendo simbólicamente a un niño en el centro del grupo. Ahora, radicaliza sus palabras ofreciendo nuevas pistas sobre su identidad y los rasgos del auténtico discípulo.
Los primeros cristianos vieron en Jesucristo muerto y resucitado al Siervo sufriente del que habla Isaías. Semejanzas entre la 1ª lectura y el último versículo del evangelio. En ambos casos se habla de una vida entregada en rescate por todos. La entrega de la vida detrás de Jesucristo y como él es el camino del discipulado que todos estamos llamados a seguir.
ACTUALIZAR EL TEXTO
Las palabras de Jesús sobre la entrega de la vida son el resumen de su enseñanza en el camino. Constituyen la base de todo seguimiento, porque discípulo es aquel que prolonga en su vida y en sus circunstancias el ser de Jesús. ¿Qué nos sugiere la reflexión del texto en nuestra realidad?
- El rostro que Jesús muestra en este pasaje ¿Es el Jesús en quien yo creo y al que sigo?
-“Qué queréis que haga por vosotros?” ¿Se ajusta mi respuesta a los valores de Jesús?
- -“El Hijo del hombre no ha venido a ser servido…”. ¿A qué me compromete concretamente este pasaje?
-¿Mi misión como seguidor de Jesús se sitúa bajo el signo del servicio y de la cruz o bajo el signo del poder? ¿Y la misión de mi comunidad, de la Iglesia?
- -Los hijos del Zebedeo no habían entendido el Reino que Jesús predicaba. ¿Y yo? ¿Espero un Reinado de Dios que me trae poder, privilegios, ventajas, honores?
ORAMOS
También hoy nos cuesta aceptar la gratuidad del Reino, rechazamos sentarnos en el trono del discipulado y buscamos el trono del poder… por eso hablamos con el Señor presentándole todo lo que nos ha sugerido este pasaje del evangelio.