Hemos celebrado una Eucaristía preciosa con Felipe, Olivier, Cele, Javier Cuevas, Miguel Ángel y Fidele para despedir a nuestros pastores, pero sobre todo para dar gracias a Dios por haberlos tenido entre nosotros 22 años.

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Felipe y Olivier van a estar llevando a cabo otra misión en una parroquia distinta y Cele se ha merecido un buen descanso después de su enorme servicio. Nosotros, su comunidad, está triste por no poder verlos cada día, es dolor por amor, por lo que los queremos, y el amor, a veces, es doloroso. Sin embargo, también podemos recordar todo lo que hemos vivido con ellos y sólo surge una gran sonrisa, alegría y mucho agradecimiento. Nos han ayudado a construir una Comunidad acogedora, con grupos de compartir y de acción al servicio de los más pequeños, también de los más necesitados y nos han enseñado a celebrar en cada momento de nuestra vida dando gracias por lo que tenemos y somos.

Todos somos importantes y formamos una comunidad querida por Dios en la que cada uno podemos poner nuestros dones al servicio de los demás. Esto es algo que nuestros sacerdotes nos dejan para siempre con raíces profundas porque la semilla ha caído en la tierra fértil que ellos también han sabido regar.

Infinito agradecimiento es lo que hoy sentimos y un amor fraternal que nos unirá más allá de donde estemos y celebremos, como nos ha dicho Felipe.

Os dejamos su homilía

Nosotros hemos querido tener unos signos con ellos para que nos recuerden y nuestro cariño por ellos se haga presente cuando vean los regalos.

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Esta parroquia y Comunidad seguirá siendo vuestra casa y seguiremos caminando fieles a vuestras enseñanzas, que son las de Jesús.

¡Qué Dios os bendiga en esta nueva etapa de vuestra vida!