Querida comunidad.
Hoy nos hemos levantado muy contentos, muchos hemos madrugado más de lo habitual porque estábamos un poco nerviosos sabiendo que hoy nos íbamos a encontrar con vosotros.
Antes de que llegarais hemos dejado las tiendas super recogidas, el comedor relimpio, los baños estupendos y ni un papel por el suelo.
En el Buenos días, los discípulos nos han recordado como ha sido nuestra vida de comunidad todos estos días, todo este año.
Erase una vez, una comunidad que mucho se reunía, si si, mucho se reunía.
Cada domingo allí, y los padres también, todos se reunían, si si, todos se reunían.
Yo la quiero conocer, eh eh eh eh, una parroquia de bien, eh eh eh eh, venga cuéntame, eh eh eh eh. ¡Cuéntame, cuéntame!
Y habéis llegado y nuestra alegría ha sido enorme porque no lo hemos querido decir estos días pero os estábamos echando mucho de menos.
Ya habéis visto cómo os han invitado a jugar y a participar de su mismo espíritu, un día para no olvidar.
Y la llegada del volante, ¡menudo aventuron! Ha merecido la pena.
Compartiendo mesa y pan, hemos tenido un rato de charla largo y las acciones de gracias han ocupado la mayoría de las conversaciones, gracias por los catequistas, gracias por todo lo preparado, gracias por el lugar, gracias por los cuidados, gracias por la cocina, gracias por cuidar de los niños por la noche, sus miedos y sus desvelos, gracias por el buen humor, gracias por moverse con el espíritu que movía a Jesús, gracias por las risas y las lágrimas, gracias por llevar la buena noticia, gracias por hacer posible esta aventura loca de Dios.
La tarde ha seguido al mismo ritmo pero ya cada uno nos hemos juntado con nuestro grupo de reflexión para escribir los “hechos” de nuestra vida en la parroquia para llevarlos a la celebración.
Y la celebración… pues que os contamos, lo habéis vivido; un auténtico disfrute para los que hemos estado, una suerte escuchar los “hechos” de los testigos que han compartido lo que han vivido, oído y recibido… GRACIAS por compartir esa vida comunitaria vuestra y también nuestra.
¡Qué suerte terminar la celebración con el envío de Laura y Marta a Bolivia! Nosotros vamos con ellas, somos su comunidad.
Poco a poco os habéis ido yendo y un poquito el corazón se encoje porque todo es mejor JUNTOS pero mañana volvemos… y ahí sí que comienza la verdadera aventura, la misión de cada día, el poner en el centro a Dios, el no olvidar el ratito de oración, el estar atentos y no perderse y hacer de lo ordinario un tiempo extraordinario.
¡Buenas noches!
Alguna foto más.
Muchísimas gracias por este día tan bonito y divertido, estas experiencias nos ayudan a sentirnos queridos, nos hacen más llevadero el día a día.
Aroncete, me he ido un poco triste igual que el tío Luis y Leo, tú también te has quedado triste, querías volver con nosotros, sabes que hay que acabar las cosas que se empiezan y más esta aventura que vas a recordar siempre, seguro que ya estás bien, en unas horitas nos vemos en Madrid.
Gracias a todos, que hacéis posibles estás vivencias