
Hemos llegado a este primer domingo de Adviento casi sin darnos cuenta de que se ha acabado el curso litúrgico y estamos próximos al nacimiento de Jesús.
El tiempo pasa rápido y por eso Jesús nos da “toques” para decirnos: ¡DESPIÉRTATE! que en breve estamos en Navidad, necesito que prepares tu interior para acogerme, para dejar que obre maravillas en ti.

Este año la virgen nos ayuda en esta preparación tejiendo una manta para dar calor a su hijo y nos pide que nosotros hagamos lo mismo: dar calor a nuestro corazón.
Así, hemos encendido nuestra primera vela de Adviento que iluminará este tiempo de estar atentos, estar en vela.

Y de esta luz, hemos encendido las velas los agentes de pastoral que hoy han sido ENVIADOS a todas las misiones pastorales.

Cada persona que llevaba esta pequeña luz ha renovado hoy su compromiso de proclamar la buena nueva de la palabra al mundo, de cuidar, ayudar, enseñar y alegrar a todo aquel que Dios ponga en su camino y por supuesto, de vivir cada día el encuentro con Jesús, que es el que nos ha elegido y nos guía.
Para ello, han puesto sus nombres encima del altar, también estaban los de aquellos que hoy no han podido acompañarnos, y han acogido los evangelios para el nuevo año.
El Envío es un signo precioso de la riqueza de nuestra comunidad, no importan edades, misiones, ni cualquier otro rasgo, solo que somos todos hijos de Dios que podemos ayudar en la misión evangelizadora y a dar un poco más de luz y sabor al mundo.
Nos ponemos todos en marcha para preparar este nuevo Adviento, porque Dios todo lo hace nuevo.
Os dejamos una de las canciones que hemos compartido en la celebración del Envío.