GRACIAS POR EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA

¡Qué alegría supone cada uno de nuestros nuevos encuentros con personas queridas!. 

Hoy hemos tenido uno muy especial, el de final de curso de catequesis.. Todos los finales de curso en realidad también son un nuevo comienzo, ya que dan paso a las experiencias de verano que son también el arranque del próximo curso. El reencuentro de los grupos de catequesis después de este tiempo confinamiento ha sido en la celebración de la Eucaristía para dar gracias a Dios por todo lo que hemos vivido.

Hemos ido haciendo memoria y el curso ha tenido muchos momentos preciosos regalados, tanto antes del confinamiento como durante el tiempo que hemos estado luchando con esta pandemia. 

Recordamos nuestro principio de curso, con los pequeños de primero de catequesis que comenzaban su andadura en comunidad, celebraciones llenas de cantos y signos preciosos, testimonios que nos ayudan a conocer a Jesús y a movernos a ayudar a los demás, un retiro de catequistas que nos invitó a agrandar nuestro sí y a tener nuestra barca equilibrada, unas navidades preciosas llenas de detalles con los demás, villancicos y alegrías. Pero sobre todo, damos gracias a Dios porque en los peores momentos le hemos tenido a él, a muchos amigos, compañeros y personas de la comunidad preocupadas, y a nuestras familias con las que hemos compartido cada día de incertidumbre. Y en medio de todo eso, ha estado Dios dándonos la mano a través de nuestros hermanos con celebraciones universales, oraciones comunitarias, reuniones de grupos por Zoom, llamadas, catequesis familiares, vídeos comunitarios para animar a los chicos de confirmación y de Primera Comunión, ayudas económicas y operación kilo para los más necesitados…¡tantas manos que Dios anima!. 

Hoy hemos cantado la canción “Confío en tí” que ha estado resonando en nuestra cabeza durante estos meses. Pero también “Enciéndeme” y déjame ser luz allí donde se me necesite. 

También ha sido una celebración para pedir perdón por lo que no hemos hecho, por las quejas, por los que dejamos por el camino y lo expresa muy bien este poema de Gloria Fuertes:

Vamos a ver si es cierto que Le amamos,

vamos a mirarnos por dentro un poco.

¡Hay cosas colgadas que a El le lastiman,

freguemos el suelo y abramos las puertas!,

e salgan las lagartijas y entren las luces.

Borremos los nombres de la lista negra,

coloquemos a nuestros enemigos encima de la cómoda,

invitémosles a sopa.

Toquemos las flautas de los tontos, de los sencillos,

que Dios se encuentre a gusto si baja.

Gloria Fuertes

Y cómo no, hemos dado gracias a Dios por la vida de aquellos que ya están junto a él, por haber disfrutado de ellos  y saber que ahora él los tiene felices en su reino. 

En la homilía, Felipe nos ha animado a través de la  lectura de Pablo a Timoteo a agrandar nuestro “sí”, tal y como Pablo le dice a Timoteo que tome parte en los duros trabajos del Evangelio según las fuerzas que Dios le de. El “sí” que hemos recibido de Dios es para dejarnos guiar, es libre, pero está dado para agrandarlo y llenarlo de amor. 

Una de las experiencias humanas más bonitas es llegar al conocimiento de amigos, compañeros, familia y por eso, Jesús siempre nos anima a conocer a Dios. Podemos estar tentados a hacer un Dios a nuestra medida pidiéndole que solucione todo o cambie las cosas a nuestro favor, pero lo importante es saber que él está con nosotros y nos conoce y nos sondea. 

En el Evangelio de San Mateo (11,25-27) Jesús le da gracias a su padre porque los sencillos son los que más conocen a Dios, los humildes, los que se fían de él. Jesús nos dice que es manso y humilde y nos pide que nosotros seamos igual que él. 

Dios nos sacude y sorprende porque ser cristiano no es un montón de normas o costumbres. El cristiano es aquel que conoce íntimamente a Jesús y acude a él en cada situación, dejándose lavar los pies y al mismo tiempo sirviendo y amando. 

Durante este tiempo hemos estado cansados y agobiados, a veces nos han fallado las personas a las que servimos y queremos pero debemos preguntarnos, ¿a quién acudimos?. Jesús nos dice “venid a mí los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré, aprended de mí que soy manso de corazón y yo os aliviaré”. Acudamos al Señor, él nos conoce y no se olvida de nosotros. 

Cada grupo hemos compartido porqué damos gracias a Dios en este curso, saliendo a poner un corazón grande en nuestro dibujo con un camino y después hemos terminado de hacer el camino con pequeños corazones particulares de cada uno que, en silencio, le hemos dado gracias o hemos puesto en sus manos lo que hemos sentido.

Hoy también damos gracias a Dios porque hemos echado de menos poder vernos alrededor de su mesa así, todos juntos, compartiendo y cantando. Gracias por nuestro coro que elige y canta con cariño cada canción para hacernos vivir estos momentos inolvidables. 

Os dejamos una de las canciones que hemos escuchado en la celebración “Yo creo en las promesas de Dios” (versión Nati)

“Yo creo en las promesas de Dios” (versión Nati)

Ahora empezamos un nuevo camino con un campamento urbano diferente y las experiencias de los monasterios de los más jóvenes y los mayores de la comunidad. Estamos seguros de que Dios está con nosotros.

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