LECTIO DIVINA – MISA DE MEDIANOCHE – NOCHEBUENA

Lectura del libro de Isaías 9, 1-6

Lectio: composición gráfica utilizando los motivos principales de la vidriera de la parroquia de la Natividad de Nuestra Señora en Moratalaz, Madrid

El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaba en tierra y sombras de muerte, y una luz les brilló.
Acreciste la alegría, aumentaste el gozo; se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín.
Porque la vara del opresor, el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de Madián.
Porque la bota que pisa con estrépito y la túnica empapada de sangre serán combustible, pasto del fuego.
Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado: lleva a hombros el principado, y es su nombre:
«Maravilla de Consejero, Dios fuerte, Padre de eternidad, Príncipe de la paz».
Para dilatar el principado, con una paz sin límites, sobre el trono de David y sobre su reino.
Para sostenerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho, desde ahora y por siempre.
El celo del Señor del universo lo realizará.

Salmo 95, 1-2a. 2b-3. 11-12. 13

R./ Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R./

Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R./

Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque. R./

Delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad. R./

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Tito 2, 11-14

Querido hermano:
Se ha manifestado la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres, enseñándonos a que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, llevemos ya desde ahora una vida sobria, justa y piadosa, aguardando la dicha que esperamos y la manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo, el cual se entregó por nosotros para rescatarnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo de su propiedad, dedicado enteramente a las buenas obras.

ALELUYA. Cf. Lc 2, 10-11

R./ Aleluya, aleluya, aleluya.

Os anuncio una buena noticia: hoy nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. R./

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 2, 1-14

Sucedió en aquellos días que salió un decreto del emperador Augusto, ordenando que se empadronase todo el Imperio.

Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a empadronarse, cada cual a su ciudad.

También José, por ser de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para empadronarse con su esposa María, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.

En aquella misma región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño.

De repente un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor.

El ángel les dijo:

«No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre».

De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo:

«Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad».

Todas las lecturas de la misa de medianoche del día 24 de diciembre nos introducen en el misterio de la Navidad. El recorrido se inicia con el profeta Isaías, que anuncia jubiloso el fin de la dominación enemiga gracias al nacimiento del “príncipe de la paz”. La segunda lectura proclama esperanzada una salvación universal y señala a Jesús como aquel que ha venido a mostrarnos el camino del bien. Por último, el evangelio según san Lucas narra en clave teológica el nacimiento del salvador esperado, del príncipe de la paz anunciado, nos relata cómo se celebró la primera navidad pero, sobre todo, expresa el profundo significado que tiene el nacimiento de Jesús para toda la humanidad. Sólo queda que cada uno de nosotros y nuestra comunidad acojamos su venida.

COMPRENDER EL TEXTO:

El evangelio de hoy está tomado del relato de la infancia de Jesús según san Lucas (1-2). Mateo tiene también un relato que narra el nacimiento de Jesús. Aunque estos relatos se encuentran ahora en el comienzo de ambos evangelios, fueron compuestos más tarde que el resto de los relatos evangélicos. En ellos encontramos sobre todo la fe de las comunidades cristianas que veían en el niño nacido en Belén al Señor resucitado a quien ellos adoraban. Para componer estos relatos utilizaron géneros literarios, es decir, formas de escribir habituales en aquella época para narrar el nacimiento de personajes famosos (relatos de anunciación, nacimiento milagrosos…) por eso nosotros, más que tomarlos al pie de la letra, buscamos la fe que en ellos dejaron reflejada los primeros cristianos y que se ha mantenido viva en la Iglesia.

Lucas, en los dos primeros capítulos de su evangelio, relata en paralelo las infancias de Juan Bautista y de Jesús. Es fácil identificar algunos elementos comunes: anuncio del nacimiento de Juan y también de Jesús, nacimiento de ambos…; de este modo, el evangelista intenta mostrar que Jesús es superior a los profetas del Antiguo Testamento, representados por el Bautista. Además, con Jesús se inaugura el tiempo del Reinado de Dios. Por eso estos dos capítulos rebosan de alegría y de continuas alabanzas por el nacimiento del Salvador.

El relato del nacimiento de Jesús está contado en tres escenas. Dos de ellas las leemos en la misa del gallo y la tercera el día 1 de enero.

La primera escena (Lc 2,1-7) se detiene en algunos detalles que rodearon el nacimiento de Jesús porque quiere relacionarlos con la historia de su tiempo.

Lucas dice que el censo de Quirino se realizó en todo el imperio romano. Al colocar este hecho en relación con el nacimiento de Jesús está dando a entender que su venida al mundo es un acontecimiento que también afecta a todo el Imperio. Subraya también que Jesús nació en Belén, “la ciudad de David”. En ella había nacido el rey más grande de Israel, y por eso muchos judíos esperaban que el Mesías naciera de la familia de David y en su mismo pueblo. Lucas muestra que esto se cumple en Jesús, adoptado por José, que era de la familia y del pueblo de David.

La segunda escena (Lc 2,8-14) dice que un ángel, un mensajero de Dios, anuncia este nacimiento a unos pastores. Pero si nos fijamos bien, descubriremos que lo importante no es esto. Lo que al evangelista le interesa es decir quién es el nacido y cuál es el sentido de su nacimiento. Esto se expresa en los títulos que el ángel da al niño. Para entender mejor el significado de estos títulos es necesario saber que el emperador romano se denominaba “salvador”, que la espera de un Mesías calaba hondo entre los judíos y que a Dios se le llamaba “Señor”.

Es necesario destacar también algunas paradojas que encontramos en el evangelio de hoy: el emperador cree manejar la historia con un edicto, pero es Dios quien la dirige a través de un niño; en la oscuridad de la noche brilla la luz; la gloria de Dios se manifiesta en un recién nacido; los marginados, los pastores, son los primeros invitados…

Este relato del nacimiento de Jesús no es sólo un recuerdo entrañable, sino que encierra un mensaje de fe para nosotros. Este mensaje puede ayudarnos a celebrar la Navidad con la misma actitud de los pastores y a entenderla como una realidad que se actualiza cada día si tenemos los ojos abiertos y el corazón atento. Para esto es para lo que nos hemos venido preparando durante todo el Adviento.

ACTUALIZAMOS:

Dios se ha hecho carne, ha aceptado envolverse en la fragilidad e impotencia de un recién nacido. Es un acontecimiento que no puede dejarnos indiferentes. Es preciso que le prestemos nuestra vida para que en las circunstancias históricas actuales se manifieste como el Salvador, el Mesías y el Señor del mundo.

1. “Hoy os ha nacido el Salvador”, hoy se hace presente la gracia de Dios.
¿Creo y veo hoy, ahora, la liberación de Dios? ¿Dónde? ¿Cómo?

2. El nacimiento de Jesús es buena noticia.
¿Qué puedo hacer para que esta buena noticia se haga realidad en mi vida?
¿Qué podemos hacer como comunidad y como Iglesia?

3. El relato del nacimiento de Jesús está lleno de alegría por su venida.
¿Es también la alegría una actitud en mi vida?
¿De dónde brota la alegría con la que celebramos la Navidad?

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