Con el eco de la semana pasada y la llamada a que el Amor sea el centro en nuestras vidas, celebramos este fin de semana la fiesta de todos los Santos y de los Difuntos.
La liturgia de la Fiesta de todos los Santos nos invita a mirar a los Santos, tanto a los reconocidos por la Iglesia como a otros anónimos que conocemos, a los que el Papa Francisco llama “los santos de la puerta de al lado”; todos comparten haber sentido en su vida el amor del Padre que los ha impulsado a amar. Y también nos invita a mirarnos a nosotros mismos y saber que somos llamados a ser santos hoy y ahora.
Podríamos decir las mismas palabras que María: “¿cómo puede ser eso si yo no…(aquí cada uno sabemos qué excusas y resistencias pondríamos)?” ¿Cómo puedo ser yo santo o santa? Podemos, porque la santidad no es cuestión de asuntos imposibles, proezas y esfuerzos propios, sino de dejarse amar por Dios y ser cauce para que ese amor llegue a la humanidad.

Con los signos que se presentaron en la homilía fue un poco más fácil hacerse esta pregunta.
Ser Santo es ser como el cristal, que deja pasar la luz y deja ver lo que hay detrás. Es dejar que con nuestros gestos, palabras, opciones, silencios…con todo, seamos cauce del amor del Padre y que Jesús pueda ser visto por los que están cerca de nosotros.
Ser Santos es también tener la certeza de que, aunque a veces las dificultades nos hagan creer que no hay nada más que lo inmediato que ven nuestros ojos, la esperanza la tenemos puesta en que Jesús siempre hará el camino con nosotros, a nuestro lado, como un amigo o una amiga. Como nos muestra el Icono de la Amistad con el que hemos orado tantas veces aquí en Madrid y en Taizé. Jesús poniendo su brazo en el hombro de cada uno de nosotros, caminando a nuestro lado y diciéndonos: no temas, yo estoy contigo.
Desde aquí es desde donde podemos entender qué nos quiere decir Jesús con las Bienaventuranzas y su invitación a SER FELICES. Sólo es posible vivirlas siendo pobres del Espíritu, sintiendo que necesitamos el amor de Dios para vivir en plenitud y no las seguridades y éxitos que nos promete este mundo. Plenitud que será completa cuando entendamos con el corazón que esto “no va de mí”, sino que es “yo con Dios y con los otros”, sobre todo con los que más sufren. Y así se nos hizo esta pregunta: “¿Quién de vosotros tiene un amigo o amiga pobre?”
En esta fiesta, se nos recuerda que todos somos santos para Dios, y así lo rezamos juntos con la oración de Mari Patxi Ayerra
Santo es el que ama,
santo es el que gasta su tiempo en los demás,
santo es el alegre y divertido, por cariño,
santo es el que pone sus preocupaciones en Dios,
santo es el que vive atento al hermano,
santo es el que llora con quien sufre,
santo es el que regala los detalles,
santo es el que facilita una larca,
santo es el que libera de una culpa,
santo es el que cura un resentimiento,
santo es el que alivia el peso al compañero,
santo es el que regala su ternura y dice el amor,
santo es el que no tiene nada suyo,
santo es el que actúa ecológicamente,
santo es el que exprime la vida con pasión,
santo es el que no se deja abatir por los problemas,
santo es el que rezuma misericordia,
santo es el que trabaja por conseguir justicia,
santo es el que acoge al que está caído,
santo es el que acompaña al desvalido,
santo es el que festeja la vida con la gente,
santo es el que adivina lo que necesita el otro,
santo es el que descansa al preocupado,
santo es el que facilita la elaboración de un duelo,
santo es el que acaricia la vida del hermano,
santo es el que tiene una casa abierta y mesa puesta,
santo es el que sabe vivir en amistad,
santo es el que disculpa a todo el mundo,
santo es el que libera de todo resentimiento,
santo es el que te hace encontrar a Dios,
santo es el que todo esto lo vive en compañía de Dios.
¿Tú eres santo? ¡Felicidades!
porque regalarás felicidad.
Después de esta invitación a ser Santos hoy y ahora, hemos recordado en la Fiesta de los Difuntos, a quienes han fallecido en este último año en nuestra comunidad y en todo el mundo. Este tiempo en que hemos vivido tan de cerca la muerte, la soledad, la fragilidad de nuestro mundo, ponemos en manos de Dios tanta gente que ha sufrido y sigue sufriendo en esta pandemia. Nos hemos sentido unidos en el dolor de la pérdida, en el recuerdo agradecido por lo compartido con ellos y lo que nos dejan en nuestras vidas, y en la esperanza de que siguen vivos en Dios y en nuestro corazón.

Para que vaya calando y reposando estas invitaciones del fin de semana, mañana tendremos oración comunitaria. También comenzará el jueves la oración de Adoración al Santísimo: todos los jueves de 18,30 a 19,15h
La canción “Muéveme” de Ixcis que hemos cantado hoy, nos podrá acompañar esta semana. Ser santo es dejar que Dios nos mueva hacia El.